Ubicación:
Matapozuelos (Valladolid).
Fecha:
Proyecto 2000; Ejecución 2001
Cliente:
Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León
Coautor:
Rodrigo Almonacid
Accésit IV Premio de Arquitectura de Castilla y León en la categoría de Edificios Públicos.
El proyecto define un nuevo edificio que se yuxtapone (hombro con hombro) en continuidad al existente. Se ha pretendido un volumen descaradamente abstracto, con una escala reducida y discreta, donde la luz sea la máxima protagonista.
Para ello se ha diseñado una pieza limpia, tallada mediante vacíos que seleccionen el tipo de luz más apropiada para cada uno de los espacios interiores. Este nuevo volumen horizontal permanecerá en silenciosa intermediación entre el colegio actual y la presencia dominante de la torre mudéjar de la Iglesia de Santa María Magdalena de Matapozuelos. Será ésta la que presida el final de la humilde "promenade" interior de la nueva ampliación, al rematar el pasillo de aulas con un enorme hueco que enmarca la bella torre.
Se construye el lugar a partir de un muro desnudo y ciego hacia la calle, asumiendo la alineación urbana. Esta discreción figurativa sólo se rompe en un profundo hueco que debilita la estricta línea de contacto tangencial entre los dos edificios. La referencia al contexto de tapias de fincas agrarias y casas solariegas de la zona es la única concesión al contexto tradicional de la arquitectura local. El estuco de cal que recubre toda la superficie exterior de la pieza se tiñe con pigmentos de color arenoso, evocando quizá su lejano parentesco con los ocres de los tapiales y muros de adobe del entorno.
Hacia el patio de juegos infantiles se ha buscado una imagen volumétrica decidida, disponiendo la masividad de la caja de aulas sobre un grueso muro. La expresividad arquitectónica se remite a la potencia de las sombras arrojadas que perfilan y tensan la geometría prismática del nuevo volumen.
La luz natural modela el volumen y enfatiza las sensaciones espaciales. La luz cenital e indirecta (que baña la cara interior del muro que da a la calle) ilumina los pies de los niños en el pasillo de aulas, llegando al nivel inferior como una luz difusa que se cuela discretamente por un lateral de la sala polivalente. La luz meridional se controla mediante el retranqueo del plano de ventanas respecto al de fachada, en la zona de aulas. Para la sala de profesores se dispone de un pequeño patio que permite captar la luz rebotada desde la caja de aulas.
Por último, un jardín mineral extiende la presencia física de esta pequeña pieza hacia su territorio más próximo, prolongando el patio de grava visible ya desde el vestíbulo de acceso.