hoja gimnasio parquesol

Ampliación del I.E.S. Parquesol, gimnasio y epacios complementarios. Valladolid.      
Ubicación:  Calle de Juan de Valladolid, 28 bis, Valladolid.
Fecha: Proyecto 2000;  Ejecución 2002
Cliente: Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León
Coautores: Rodrigo Almonacid y Carlos D. Duque

El nuevo gimnasio del instituto I.E.S. Parquesol se ubica en una ladera, ocupando una de las terrazas que se construyeron hace más de una década, al tiempo que el centro docente. La existencia de unos muros de contención de hormigón se incluyen como parte propia e inexcusable del proyecto: se proyecta un basamento de hormigón visto (que incluye los muros de contención existentes y las nuevas dependencias de servicio y vestuarios del gimnasio) , y un volumen metálico que levita sobre dicho zócalo.

La necesidad de ocupar con la nueva edificación una de las terrazas de la parcela educacional condiciona muchas de las posibilidades de desarrollo del proyecto.
La disposición longitudinal de la pieza era inevitable, manteniendo el acceso por uno de sus costados. La articulación entre las diferentes dependencias y la terraza disponible se hará mediante un elemento clave del proyecto: el patio.

El vacío introducido entre el muro de contención de la ladera y el nuevo gimnasio dará sentido a muchas de las partes del edificio: el vestíbulo de acceso queda iluminado ; el espacio deportivo se amplía visualmente y recibe la luz a través de él, convirtiéndose en un auténtico patio de gimnasia al aire libre; se ventila y da acceso al cuarto de calefacción, etc.

La doble escala de este tipo de edificios deportivos se ve reflejada en la propia construcción del espacio: de una parte, un zócalo de hormigón visto definido por unos muros de carga (existentes y nuevos); de otra parte, la estructura de pórticos de acero que permiten levantar el volumen que cubre el espacio deportivo.
En contraposición a la tipología común de gimnasio docente, el espacio se nutre de la luz del mediodía, filtrada a través de un patio y unas espalderas que actúan como celosía a la incidencia directa de la luz del sur.
Además, se abre un hueco panorámico a la altura de los ojos en la fachada norte, de modo que se introduzca el paisaje en el interior del espacio deportivo. Interiormente, la cáscara metálica se percibe como volumen blanco que despega del suelo, al evitar el contacto entre ellos mediante sendas franjas de vidrio.

Toda cáscara es, por definición, un cerramiento rígido, ligero, frágil y extremadamente delgado. La "epidermis" metálica se convierte en una superficie que re verbera con el medio exterior. La luz norte no provoca destellos sino que desmaterializa el volumen. Posee propiedades miméticas (casi "camaleónicas") , pues su piel ondulada va adquiriendo las tonalidades atmosféricas del ambiente.

Al final resulta una verdadera cáscara, en tanto que cubierta y fachada son un único cerramiento, que "protege" efectivamente el gran espacio interior del agresivo medio urbano de la periferia vallisoletana. Esta bella cáscara de acero galvanizado será la que afirme su imagen en el paisaje urbano.
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